viernes, 10 de abril de 2009

Tardes de sofá: 'Eli Stone', para pasar el rato

Un viernes más, y por eso de no caer en la desvergüenza de ser culto por comentar libros, me arrojo, e intento arrastrarte conmigo, en las formas de subcultura televisiva para evadirme y evitarme los deberes domésticos contractuales adquiridos en bienes gananciales con mi esposa. Espero que tu pareja sea al menos la mitad de comprensiva y permisiva que mi mujer en estos delicados asuntos.

Aprovechando la temática de abogados de la comentada hace un par de semanas, 'Boston Legal', continúo con otra serie del género, 'Eli Stone', que sin ser ninguna maravilla, y padecer de una fuerte componente de culebrón folletinesco -ya he comentado alguna vez que no me van los rollos lacrimosos-, que acabará abocándola al aburrimiento, sí que ha conseguido llegar a casi completar su segunda temporada y provee de una amena colección de buenos momentos con los que pasar el rato.

Para destripar el argumento de las series ya hay muchos sitios por ahí, así que no me voy a detener demasiado en su historia. Simplemente decir que ha resultado un enfoque fresco, al menos en sus orígenes, del género de abogados, aunque no le llega a la suela del zapato, en frescura, digo, a la mencionada en una entrada pasada y al principio del párrafo anterior: 'Boston Legal'.

Y aunque si las dos únicas opciones que me planteases fuesen volver a ver por quinta vez 'Boston Legal' o disfrutar por primera vez con 'Eli Stone', dudaría seriamente la respuesta, lo cierto es que si lo tomas como es, pasar el rato, la serie del abogado tocado por la mano de dios puede resultar una opción más que apetecible para las tardes de sofá y ganduleo a las que estás acostumbrando tu cuerpo y cerebro.

A día de escribir esto, en España se está emitiendo la segunda temporada, aunque no se sabe muy bien si concluirá, dejando cuatro episodios, de momento, en el aire y con peligro de no ser emitidos, valga la incongruencia, al aire. Es lo que les debe suele pasar a las series que se dirigen, cual Titanic del medio televisivo, hacia el iceberg del folletín. En los últimos capítulos de la segunda temporada daba la sensación que habían puesto a trabajar a todo trapo la maquinaria para desacelerar y reducir la inercia buscando evitar la prematura colisión. Aunque no es descartable que la factura de la serie adoleciera de los mismos errores estructurales del buque más dramáticamente famoso y que la inundación de los compartimentos inferiores acabe por sumergirla en las profundidades del olvido.

En el apartado de las actuaciones, en general los actores dan la talla, aunque siempre hay alguno -y no es porque sea negro, adelanto- no lo consigue. Y es que el compañero de color del protagonista, y socio por honores propios del bufete, no convence lo más mínimo. Con gestos de pandillero, no solo no convence, sobra.

El otro punto débil de la serie, en su versión emitida por cadenas nacionales, son algunos de sus doblajes. Realmente desconozco que voz tendrá en el Mundo Real™ la actriz Julie Gonzalo, pero para aparecer referida como pop singer en la Wikipedia de escritura inglesa, la voz que le han puesto en la versión doblada es tan horrible que le resta absolutamente toda la fuerza dramática y credibilidad a su personaje. La distribuidora pensaría que le daba un toque más cómico, patoso y superficial, que de hecho ese era el aspecto que ofrecía en las primeras apariciones. Algo que no cuela con la evolución del hilo argumental.

Concluyendo, una serie que puedes descargar -no te recomiendo tirar el dinero- mientras no acabemos convirtiéndonos en un estado policial y definitivamente prohíban la copia legal de carácter privado. Mi sugerencia para la misma es que la veas, aunque no esperes que resulte en una aportación significativa y trascendental a tu existencia. Siendo, por otro lado, completamente franco: ¿con el estilo de vida que llevas, me vas a venir ahora con exigencias espirituales? Visiónala y pasa el rato. Punto.

3 comentarios:

Blas Femia dijo...

Yo no aguanto la cara de capullo del tío.

sulaco dijo...

A mí me aburrió a partir del segundo episodio de la primera temporada y la dejé de ver. Vi un poco del primero de la segunda temporada y tampoco me llamó la atención.

Uno+Cero dijo...

Blas Femia, al final le pillas el punto a los gestos del maromo.

Sulaco, te aseguro que no te has perdido nada. Cierto que hay capítulos más graciosos, pero en general predomina la componente folletinesca en la serie.

Yo la he seguido capítulo tras capítulo porque es de las pocas series que veo junto con mi mujer.