lunes, 28 de septiembre de 2009

'Travesuras de la niña mala'

Cuando me senté a hacer una breve reseña del libro 'Travesuras de la niña mala' lo primo que me vino a la cabeza son los desternillantes «resúmenes julay» que hace sulaco en sus entradas sobre películas. Plagiando esta técnica, diré del libro «un julay quinceañero se enchocha de una niña mona y se pasa cuatro décadas intoxicado por comer marisco en mal estado con regusto a plástico». Tampoco se me ocurre nada mejor. Se hace lo que se puede.

El libro engancha desde el primer párrafo. Confieso que no había leído nada de Vargas Llosa hasta el momento y, tal vez por eso, lo había dejado apartado durante meses en la mesa de noche a la espera de tener un rato que dedicarle. Soy de lectura lenta -la vejez, que hace que tenga la vista cansada- y, en general, me cuesta avanzar por los libros. Pero las cuatrocientas páginas de éste me las empapé en un día. Enganchadísimo me tenía. Tanto que no podía imaginar dejar de leer por la intriga que suponía el querer saber qué vendría a continuación.

El libro cuenta una historia de amor. Subgéneris y nada empalagosa, como cabría temer cuando uno escucha o lee «historia de amor». Es la historia, contada en primera persona, de alguien que conoció el primer amor, ese que todos hemos vivido, y, desde entonces, veneró a aquella niña desconocida, misteriosa y chilenita. Es también una historia de coincidencias y del destino. De orgullos ególatras, de humildad y de aceptación de la adversidad. De arrebatos de pasión y de calma de la razón. Habla de perdón, de la única forma en que saben perdonar los que están enamorados hasta el tuétano. Es una historia de sumisión y de rebeldía. Y es una historia de Historia y Geografía. Es una historia que recorre cuatro décadas y sus contextos sociales enmarcados en cinco países diferentes. Es una historia que, sobretodo, habla de personas, sus esperanzas, sus miedos y sus destinos. Es, para mí, una historia fantástica maravillosamente escrita.

Se me quedó mirando, con esa expresión fría que se agudizaba a veces de manera extraña y parecía congelar la vida a su alrededor.
-Tú eres buena gente, pero tienes un terrible defecto: tu falta de ambición. Estás contento con lo que has conseguido, ¿no? Pero eso es nada, niño bueno. Por eso no podría ser tu mujer. Yo nunca estaré contenta con lo que tenga. Siempre querré más.
Perú, París, Londres, Tokio y Madrid, son los lugares donde se desarrolla la narración, que en momentos te hace reír y en momentos entristece profundamente, de 'Travesuras de la niña mala'. Las décadas, que cronometran las dichas y desdichas del personaje, y resume de forma soberbia el autor, fueron la revolucionaria de los años 60, la pacifista de los años 70, la de la hegemonía japonesa de los 80 y la de conclusión de un siglo de los 90.

Los personajes secundarios, esos que acompañan y su función es hacer destacar al protagonista, son tanto o más ricos, literariamente hablando, que el propio protagonista. Sus vidas se entrelazan de forma genuina y te hacen sentir la necesidad de seguir leyendo para seguir conociéndolos. Aunque la verdadera protagonista, de cuya vida sólo tenemos constancia por lo que nos cuenta el narrador de la historia, es la «niña mala».

Resumiendo un libro que me encantó y que recomiendo encarecidamente. Literatura de la buena.

3 comentarios:

sulaco dijo...

Tendré que esperar hasta que salga la versión en audiolibro que lo de leer me da pereza. Lo último de Vargas Llosa que leí creo que fue en 1999 o así.

Me acabo de empapar los dos primeros tomos de "The Vampire Diaries" y es lo más, a mí la vejez me ha vuelto adolescente, me encantan los libros de chamas con fuego uterino que se pasan el día buscando algún utensilio gordo que les apague ese fuego. Han adaptado los libros a serie de televisión que no tiene nada que ver con las novelas pero que también está bien, es como Dawson Creek pero con vampiros y putorras.

Uno+Cero dijo...

Sulaco, es un libro que merece la pena y, todo sea dicho de paso, recordar la sensación de leer en papel de vez en cuando no es algo que debas desaprovechar.

Yo es que nunca he dejado de ser (y comportarme) como un adolescente :-)

sulaco dijo...

Los libros de The Vampire Diaries que estoy leyendo son excepcionalmente en papel porque no hay audiobooks. Odio el papel y como se me cae el libro sobre la cabeza cuando me quedo dormido leyendo.