viernes, 14 de septiembre de 2012

Visual Studio 2012, fugaz toma de contacto

Aunque resulte un poco absurdo decirlo a estas edades, en que se supone que uno debe andar deseando codearse con la alta dirección y discutir sobre qué tipo de palo va mejor para el hoyo 7 del nuevo campo de golf, una de las cosas que más aprecié al empezar a trabajar en la empresa actual fue la oportunidad de volver a programar en un sentido serio del término, y como un currito vulgaris. En la anterior, desde junio de 2007 hasta octubre de 2010, y como soberano responsable de delegación, mi función era única y exclusivamente más bien administrativa, escuchando desde la lejanía, atrapado en mi rincón, los ecos de la maquinaria tecnológica, tan atractivos para un tecnófilo practicante.

En particular he podido retomar la tecnología .NET, aunque en los últimos meses no hacen más que tirar de mí para el grupo Java. Mi historia con .NET es un poco rara —al menos para mí—, se remonta a 2002, y no viene al caso. Pero es mi historia, le tengo cariño y no termina de convencerme dedicar el resto de mis días a esa bestia parda que la tecnología Java. Cosa que tampoco viene al caso. Lo que sí viene al caso es que tan pronto anunciaron la salida de Visual Studio 2012 llevo detrás de mis jefes/compañeros para que se descarguen nuestra copia desde el portal de asociados de Microsoft, en el que tenemos cuenta como desarrolladores (a mediados de abril aprobaba mi examen de certificación, recuerden, recuerden) y en virtud del cual tenemos acceso a este tipo de productos. Los cabroncetes han tardado, pero finalmente ayer pude instalarlo. En la máquina virtual, para hacer sufrir al Mac, todo sea dicho.

Estaría bien montar un artículo con captura de todas las versiones, pero en mi máquina virtual, y en mi equipo Windows de trabajo, únicamente mantengo desde la versión 2008, que es la primera que soporta Windows 7. Tampoco tiene mucho sentido mantener las anteriores (si no fuese porque aún hay código en .NET 1.1 que hay que mantener/desarrollar…).

Aquí van capturas de las páginas de inicio de las versiones de Visual Studio 2008, 2010 y 2012, esta última en aspecto claro y en aspecto oscuro, modo que de momento me gusta más. En orden cronológico, lo que resulta de rigor en estos casos.





El cambio estético es considerable. Diría que un salgo cuantitativa y cualitativamente mayor que el dado entre versiones anteriores, en el fondo bastante parecidas entre sí. Donde se nota mucho es en los iconos. Especialmente reseñable cuando se solicita la creación de un nuevo proyecto.





Aún tendré que acostumbrarme.

En cuanto a la parte realmente importante, la que se lleva el 99% del tiempo, o sea, la edición de código, lo encuentro maravillosamente más sobrio y funcional. Como decía antes, de momento me he decantado por el aspecto oscuro, que especialmente con luz de interior, molesta menos a la vista. A veces me sorprende qué rápido nos acostumbramos al agresivo brillo del blanco.





Ya en el apartado de carga y tiempos, la opinión no deja de ser meramente subjetiva y particular. Aún no lo he probado en la máquina de trabajo, que utilizaré para esto más bien los fines de semana, en casa. Ha sido bastante complicado arrancar un pequeño proyecto usando 2010 y Framework 4. El 95% del tiempo trabajamos con Visual Studio 2008 y Framework 3.5. Así que lo del último proyecto ha sido más por dejarme hacer que porque estuviesen realmente convencidos. Dicho esto, meter algo tan nuevo como 2012 va a resultar prácticamente imposible. Salvo porque tengo el portátil para mi uso y disfrute fuera del horario laboral, ni se me ocurriría instalar Visual Studio 2012 ahí. De momento las pruebas las estoy haciendo en la máquina virtual de mi viejo y sufrido MacBook Pro. Hasta la fecha se ha portado muy bien, notando que trabajar con 2010 en general le cuesta apenas un poco más que hacerlo con 2008, aunque no apreciaba el deterioro de eficacia como algo especialmente significativo. De todas formas es algo que entiendo como normal, bien mirado, teniendo en cuenta que de forma general trae algunas cosillas más y se nota que la asistencia en tiempo de edición del código es bastante más rica. Era de esperar que el 2012 siguiese con la tónica y costase aún más trabajar con el código. De momento los resultados son irregulares, aunque esperanzadores. Para algunas cosas no he notado cambios significativos en la respuesta, pero hay ocasiones que la fluidez se convierte en un sinsentido de trompicones esperando a la asistencia del editor. En esos instantes el editor sufre de microcongelaciones en serie de cinco o seis repeticiones y no parece restablecerse hasta pasado un minuto o algo más. Sin embargo, tras un par de horas, tampoco he notado una gran diferencia durante el arranque de la aplicación y, en general, durante la edición de código. Lo he notado, y de forma realmente significativa, al lanzar la ejecución del proyecto en modo depuración. ¿Recuerdan las viñetas de Mortadelo y Filemón donde les crecía la barba hasta el suelo y envejecían esperando? Pues igual. Y eso para un proyecto recién iniciado. No me quiero imaginar lo que podrá ser para un proyecto grande que dependa de unos cuantos ensamblados. Si resulta ser como me temo, la cosa se antoja un poco complicada de sostener. Sea como fuere, habrá que ir profundizando para reputar, si toca, o refutar, si corresponde, la apreciación anterior. Este fin de semana probaré a migrar uno de los proyectos grandes de Visual Studio 2008 a Visual Studio 2012.

Aunque lo realmente importante, y tras toda esta parrafada, es tener proyecto que justifique, en mi tiempo libre, dedicarme a ello. Ya veremos.

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